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Foto del escritorGabriela Flores

Los duelos desde la fenomenología existencial


Existen algunas teorías sobre los distintos pasos o etapas de un duelo, si bien nos han ayudado mucho a comprender lo que estamos viviendo, se han vuelto como un mandato de algo que debe ser, la única forma de vivir el duelo.


De este modo las personas no sólo buscan comprenderse, sino encajar exactamente en esas etapas y se preocupan si no han pasado a una de ellas, si se saltan algunas, si se tardan demasiado, si lo sienten distinto, etc.


La fenomenología existencial pone atención a la experiencia particular de cada persona, y desde este lugar ninguna manera de vivir el duelo es buena o mala, positiva o negativa, mucho menos sana o enferma.


Podrías lloras por 3 meses, o llorar 3 días y luego levantarte, hablarle durante todo un año a esa persona que se murió, vivir todo el duelo con enojo, o nunca pasar por el enojo, sentir durante varios meses que no lo aceptas, o aceptarlo en seguida. Subir y bajar, llorar y levantarte. Cada persona es única, y la relación que esa persona tuvo con ese ser al que hace duelo también es única. Tampoco tienes que vivir el duelo de hoy, como el que viviste hace 10 años con otro ser.


Decirle a alguien: tienes que animarte, tienes que estar bien, piensa en que ya no sufre, agradece, échale ganas, anímate, etc. etc. tiene todas las buenas y bonitas intenciones de ayudar a esa persona doliente y demuestra el cariño; sin embargo puede estar al mismo tiempo negando la experiencia de esa persona a la que se trata de animar, mandándole el mensaje de que no debería sentirse como se siente, o hacer lo que hace, y debería de estar sintiendo o haciendo algo distinto.


Desde la escucha fenomenológica se alienta a escuchar atentamente a la persona y acompañarle en lo que sea y como sea que lo esté viviendo. Quizá animándole a que nos cuente más de esa experiencia, si es que nos sentimos capaces de escucharle y sostener lo que nos cuente, y de esta manera comprender más por qué está ahí y no donde nosotros quisiéramos que esté.


Los terapeutas fenomenológicos existenciales y hermenéuticos trabajamos el duelo acompañando a la experiencia particular de esa persona, ayudándole a sentirse más clara de cómo va viviendo ese duelo, quizá para qué necesita vivirlo así. Y con la cosmovisión de que el ser humano es libre, dejando que elija sus pasos y cambios en dicho duelo.


Está bien si te sientes demasiado triste, está bien si ves todo oscuro, está bien si te está doliendo demasiado, si no puedes trabajar, si no te puedes concentrar, está bien si te quieres levantar y echarle ganas y está bien si te vuelves a caer, está bien si no quieres clavarte, está bien si quieres pensar que todo va a estar bien, está bien si piensas que nada nunca va a volver a ser igual.

Abrazar la experiencia se parece mucho a la terapia compasiva y las prácticas meditativas. La fenomenología misma es compasiva porque acompaña a la persona haciéndola sentir que es válido lo que vive y podemos acompañarle en su dolor y en su lucha por salir adelante y dejar atrás ese dolor, a su propio ritmo. Al acompañarle muy probablemente le dejemos sentir que es humano lo que vive y que ponga más atención a lo que necesita que a lo que debería estar haciendo de manera correcta. De esta manera muy probablemente también pueda darse a sí misma auto compasión, más que exigencia y crítica.


Los duelos son difíciles y cada uno de nosotros vivirá su duelo específico de cada relación de manera distinta, según lo que esa relación, ese dolor, esa memoria del ser que se ha ido necesiten.


Photo by Mike Labrum on Unsplash

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