Otra de las cosas que están reportando los pacientes en estos días son muchos enojos hacia cierta gente.
Si piensan que el gobierno está actuando bien, se enojan con la gente que lo critica.
Si piensan que el gobierno está pésimo, se molestan con los que lo apoyan.
Si están haciendo muy bien la cuarentena, se enojan con los que salen. Si tienen que salir, se enojan con los que romantizan la cuarentena desde sus balcones.
Quisiéramos que todos vieran lo que nosotr@os vemos, o como nosotr@s vemos. Desde hace tiempo nos estamos polarizando en nuestra manera de pensar, y con el coronavirus, se resalta. Cuando comprobamos que el otro piensa distinto, nos frustramos, queremos explicarles, les regañamos, nos burlamos, los criticamos. Así que no sólo nos polarizamos, además nos agredimos y nos distanciamos. Decidimos dejar de seguirles en redes sociales para no escucharles más, o en casos extremos hasta terminamos relaciones.
¿por qué nos molesta que los demás piensen distinto.?
Desde que éramos pequeños, cuando nos tirábamos de la resbaladilla y descubríamos que era de lo más divertido, lo siguiente que hacíamos era: mira mamá mira, mira cómo me aviento.
Después en la adolescencia, cuando recibíamos la llamada de aquel que nos gustaba, lo siguiente que hacíamos era tomar el teléfono y llamarle a nuestr@s mejores amig@s para contarles: me llamoooo, y me dijo que bla bla bla y yo le contesté que bla bla bla.
Algunos cuelgan los diplomas universitarios en las paredes para que los demás les vean. Otros se casan en una fiesta declaran: miren, nos estamos comprometiendo.
Siempre hemos querido que los demás vean lo que hacemos, y no sólo porque somos seres sociales, o queramos presumir, o ser premiados. Tenemos la necesidad existencial de que los demás vean la vida como nosotros la vemos.
La mejor mejor sensación que podemos tener cuando alguien nos reafirma que ve la vida igual como nosotr@s la vemos es: ¿verdad que no estoy loca? ¿piensan igual que yo? Ufff… qué bien.
¿Por qué?
Porque con eso evadimos la soledad existencial.
Soledad Existencial
Una cosa es estar lejos de la demás gente y ser un solitario. Soledad interpersonal. Otra es estar rodeado de gente y tener tan poca intimidad con nosotros mismos, que igual nos sintamos solos. Soledad intrapersonal.
Pero la soledad existencial es esa que nos recuerda que somos únicos, nacimos solos, vivimos solos y lo peor, moriremos solos. Quizá rodeados de gente. Pero en el nacimiento, nadie pudo hacer nuestro trabajo por nosotros. A lo largo de la vida nadie podrá vivir lo que nosotros vivimos; aunque se compadezcan y nos acompañen, nadie podrá quitarnos nuestro dolor y vivirlo por nosotros. Y lo peor, nadie podrá morir por nosotros. En un sentido existencial estamos solos en todo esto, nadie puede experimentar exactamente lo que nosotros experimentamos, ni ver las cosas exactamente como nosotros las vemos.
Por ello lo más que podemos hacer es decirle a nuestra madre que mire cómo disfrutamos de los juegos, contarle a nuest@s amig@s cada detalle de aquel que hace latir nuestro corazón, compartir nuestro examen profesional, nuestra boda. Y también contarle todos nuestros dolores y frustraciones al terapeuta, para que haya alguien que conoce nuestros secretos y nos entiende. Todo eso es muy gratificante y nos hace sentirnos menos solos.
Pero qué pasa cuando le quiero enseñar mi película favorita a mi pareja y me dice mmm equis, no está tan buena.
Qué pasa cuando le digo a mi mejor amig@ que vea esta serie que está buenísima y me dice que no le gustó.
Y cuando est@s amig@s con los que crecí me dicen que votaron justo por el presidente que yo nunca votaría.
Y cuando mi mejor amig@ me dice que piensa que lo que el gobierno está haciendo con el coronavirus es opuesto a lo que yo creo.
Y cuando mi familia piensa distinto en cuanto a política.
Etcétera, etcétera.
Nos molesta sobre manera, no porque seamos unos soberbios que pensamos que sólo nosotros estamos bien y que todos los demás están mal. Bueno, algunos sí J. Pero en realidad nos duele porque nos deja un tanto solos y nos aleja un poco de esas personas, que nos encantaría que estuvieran más cerca y vieran las cosas como nosotr@s.
¿Pero… y entonces… qué podemos hacer?
Si todos viéramos lo mismo, llevaríamos el mismo rumbo, el país estaría exactamente como pensamos que debe estar, el mundo sería el que nosotros creemos es el mejor, no habría soledad existencial, pero tampoco habría unicidad y no habría libertad.
Así que la próxima vez que se enojen porque los demás piensan diferente, piensen en la unicidad de cada individuo, en la libertad de pensar como queramos, porque si logramos respetar eso, no necesariamente nos alejaremos de ellos. En realidad lo que queremos es estar cerca y no sentir soledad existencial, y hay otras maneras de juntarnos, como comprender la complejidad y la experiencia del otro que lo hace pensar de esa manera. Así como explicarle por qué yo pienso como pienso.
Existencialmente lo mejor que podemos hacer para estar cerca, es intentar mirar el mismo horizonte, y para eso yo debo ver lo que tu ves, y tu debes ver lo que yo veo.
Si una amiga de derecha y conservadora le explica cómo ha llegado a pensar así a su amiga de la izquierda, y viceversa. Pueden llegar a comprender cómo piensan esos otros y de dónde vienen y por qué sus razones. No tenemos que pensar todo igual, sólo vernos un poco más los unos a los otros. Estaremos menos solos y seremos más respetuosos, menos polares y menos agresivos.
Para leer esta y otras notas visita: gabyfloresm.wordpress.com
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